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Todo comenzó un viernes cualquiera, en una fiesta aburrida en un apartamento de Barcelona.
Alex entró y yo le dije a mi amiga Ana González, mira, ahí llegó un holandés. Acto seguido, el holandés se presenta con un marcado acento venezolano y yo le pregunto que por qué habla con ese acento. A lo que me responde que porque es venezolano y le digo: imposible! Si tu pareces holandés. A lo que él me responde, y tu de qué hablas si tu tampoco pareces colombiana…
Tres años y varios meses más tarde, vivimos en Aruba, tenemos una hija, dos gatas y ¡nos vamos a casar (por fin)!
¿Cuáles eran las probabilidades que de Barcelona termináramos viviendo en Aruba? Pues así es la vida y sus cosas y cuando nos llegó la oportunidad, no lo dudamos dos veces y aquí estamos viviendo la experiencia caribeña a full y con mil ganas de compartirla con todos ustedes.
¡A disfrutar se dijo!